Historia Internacional
En 1885, se forma el primer Comité de la Caridad con el objetivo de buscar la mejor manera de organizar a todas las instancias de caridad en la Alemania católica.
Y fue hasta el 9 de noviembre de 1897 cuando las autoridades eclesiásticas de Friburgo y el Arzobispo Primado de Colonia admiten dicha Institución como Caridad planeada bajo la custodia de los Obispos. Así, Friburgo pasa a ser la primera sede de Cáritas de la Alemania Católica.
Cáritas en Monterrey
“Un milagro de amor”
Era noviembre de 1982, el peor año que la Ciudad de Monterrey había tenido en la última década: la Banca mexicana había sido nacionalizada, la moneda había sufrido una fuerte devaluación y varios de los grupos industriales regiomontanos estaban en graves dificultades. La gran crisis económica de México apenas se iniciaba.
En un pequeño salón adjunto a la iglesia de San Luis Gonzaga, el reloj marcaba casi las siete de la tarde. El cuarto estaba a medio pintar; tenía algunos vidrios rotos y su techo estaba medio destruido. Ocho personas se encontraban reunidas para dar a conocer un nuevo organismo de asistencia social, cuya creación habían estado planeando durante diez meses. Impacientes, ahora aguardaban la llegada de quienes muy probablemente serían los primeros benefactores de la obra.
En un lado de la habitación, se veía una mesa con bocadillos y refrescos; en el extremo opuesto, se encontraba un proyector de transparencias listo para presentar el sencillo audiovisual que con tanto esmero había sido preparado para esa ocasión.
El tiempo siguió avanzando, pero nadie llegó; un rato más tarde era obvio que nadie asistiría. Alguien del grupo comentó que en una parábola del Evangelio, en las Sagradas Escrituras, había sucedido algo similar, los invitados nunca aparecieron. Así que, siguiendo el ejemplo de la historia bíblica, algunos de los presentes salieron a la calle para invitar a los que por ahí pasaban.
Un grupo de niños que jugaba en la acera se mostró entusiasmado ante la propuesta de ver “cine” gratis, y de disfrutar de una merienda. Durante media hora escucharon atentos la historia, la misión y los objetivos de una institución que, a partir de ese momento, nacía para beneficio de las personas más necesitadas de la comunidad.
Aunque no comprendieron del todo de qué se trataba, aguardaron pacientemente hasta el final y, terminada la proyección, tomaron sus bocadillos, dieron las gracias y se fueron.
El ambiente quedó algo sombrío. En realidad, se dijeron los organizadores entre sí, que deberían de haberlo esperado. Quienes oían hablar del proyecto, le auguraban un rotundo fracaso. Decían que Cáritas de Monterrey no tenía posibilidad de sobrevivir en una época como la que se estaba viviendo, en la que la gente no tenía dinero y no estaba dispuesta a dar.
A pesar de tener muchos factores en contra, un grupo de personas tuvo la fe suficiente para saber que de las obras de Dios, Dios mismo se encarga. Y, aunque estaban seguros de que Cáritas crecería poco a poco con el tiempo, nunca imaginaron que treinta y cuatro años después, gracias a la generosa respuesta de la comunidad regiomontana, la institución contaría con más de 14,000 personas voluntarias, colaborando en más de 380 puntos de servicio y otorgando ayudas a los más necesitados en las comunidades marginadas de la Arquidiócesis de Monterrey.