Uno de los aprendizajes más difíciles para todo ser humano es darse cuenta de que nada, absolutamente nada, es para siempre. Ni las situaciones que nos gustan, ni las que nos fastidian, ni los seres que amamos o las cosas que poseemos estarán siempre a nuestro lado.
¿De qué trata la tanatología?
La tanatología, que etimológicamente significa «tratado de la muerte», es en realidad una serie de herramientas que nos enseñan a pasar por una pérdida con sabiduría y responsabilidad.
Para esta disciplina, una pérdida es prácticamente cualquier acontecimiento que provoca una sensación de vacío en nuestra vida. Desde la muerte de un ser amado, una mudanza, terminar una relación, la pérdida de un empleo… Muchos de estos sucesos no los generamos nosotros, no las enfrentamos porque nosotros lo hayamos decidido, y generalmente nos provocan temor, tristeza, enojo y mucho dolor.
¿A qué ayuda la tanatología?
La tanatología nos va guiando para darle un significado a lo que vivimos y cerrar cada ciclo de forma sanadora.
Es natural pensar que nada puede ayudar a alguien que pasa por un momento tan difícil como la pérdida de un ser amado. Y es que cada pérdida tiene su propio contexto y produce un dolor distinto. Cada persona tiene un proceso que puede llevar más o menos tiempo según las herramientas que tenga para superar su pena. Por eso es tan importante la tanatología, pues es una disciplina que nos ayuda a hallar un significado a lo que vivimos, a verlo más como un proceso de aprendizaje, un camino para crecer.
Es importante que, en un proceso de duelo, ya sea por la muerte de un ser querido o por cualquier otro evento que se sienta como pérdida, permitamos al tiempo hacer su parte.
Resultará liberador si se realiza un ritual, se escribe una carta, o se cumple una promesa pendiente.
Esta disciplina nos habla de 5 etapas del duelo: negación, ira, negociación, depresión y aceptación. Podemos deambular de una a otra sin un orden claro, lo cierto es que al final llega una sensación de rendición ante la pérdida.
La tanatología debería incluirse como disciplina en la educación de todo ser humano. Tener un conocimiento previo de cómo afrontar una pérdida nos permitiría hacer de nuestro dolor un trance para la evolución. Salir de un proceso de duelo con las alas más fuertes, con el pensamiento más claro, y con el corazón listo para amar con más intensidad, esa es la finalidad de la tanatología.
Si estás pasando por una pérdida, debes saber que el dolor, el enojo y la tristeza por una pérdida no son malos. La tanatología permite pasar por estas emociones para llegar al perdón, a la paz y al amor.
Si te sientes estancado en un duelo, si no has recuperado las ganas de vivir tras una pérdida, acude a la tanatología. Un profesional será tu mejor aliado para superar este trance y volver a sonreír.
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