La discriminación es tan puntiaguda que causa heridas muy dolorosas. Por eso es tan importante definir medidas para evitar la discriminación desde cada persona y con toda la sociedad. La discriminación es un mal social, y aunque se hable mucho de su erradicación, la verdad es que sigue causando estragos en todos los estratos y grupos sociales.
Nuestra evolución como humanidad tiene contrastes muy intensos. Hemos logrado grandes avances intelectuales, tecnológicos y hasta espirituales. En el marco del Día de la Cero Discriminación, entendemos que existen aspectos que siguen pendientes, y si bien son fundamentales para nuestro crecimiento, requieren de la voluntad de cada ser humano para avanzar.
La discriminación surge de una elección que hacemos constantemente en cada interacción con los demás. Nuestra alma está hecha para amar a nuestros semejantes. Sin embargo, nuestro cerebro genera juicios originados en nuestros propios temores o información errónea.
¿Cómo evitar la discriminación?
Si nos inclinamos por el amor y el respeto, aceptaremos a nuestro prójimo tal como es. Si en cambio elegimos juzgarlo, de algún modo nos sentimos superiores y rechazamos esas diferencias. Una de las medidas para evitar la discriminación, es analizar los juicios que nuestra mente genera, escudriñar su origen.
También debemos meditar sobre el derecho de cada persona a recibir un trato igualitario sin importar su edad, género, discapacidad, grupo étnico, lengua, o estado de salud.
Algunos ejemplos de discriminación son el negar una oportunidad laboral por edad o género, burlarse de alguien por su color de piel o acento, abusar de alguien por su género o discapacidad, negar un servicio por su estado de salud.
Cada persona debe cuidar que su relación con el prójimo sea siempre equitativa y respetuosa de las diferencias que hacen único a cada ser humano. Esa es la base de todas las medidas para evitar la discriminación.
Es importante explicar que la discriminación es una práctica aprendida en el hogar y las escuelas. Tristemente aprendemos a discriminar cuando nuestros padres lo hacen, cuando lo vivimos en la escuela y entorno social. Por eso como una de las medidas para evitar la discriminación, es asumir nuestra responsabilidad como formadores para educar en el amor y no en el miedo o desprecio a los demás.
Es sumamente triste que busquemos siempre barreras para alejarnos de quienes son nuestros hermanos. En Cáritas de Monterrey comprendemos la urgencia de abrir el corazón para abrazar a nuestro prójimo tal y como es.
Nuestra misión está fuertemente comprometida a aplicar medidas para evitar la discriminación en el mundo actual. Todos sentimos la frialdad del rechazo y la calidez de la hermandad, todos buscamos lo mismo: sentirnos amados y ser útiles. ¿Qué tan dispuesto estás a desoír un momento tu mente y escuchar tu corazón?