La precariedad laboral se genera cuando hay inseguridad, incertidumbre y falta de garantías en las condiciones de trabajo y además, cuando las remuneraciones no alcanzan a cubrir las necesidades básicas del trabajador.
En el país, 19 de cada 100 mexicanos se encuentran en precariedad laboral. Una de las principales vulnerabilidades es que están sometidos a jornadas muy largas con ingresos muy bajos.
En octubre-diciembre de 2018 esta población representaba el 15%. Lamentablemente, la cifra de precariedad laboral ha ido en aumento, ya que para enero-marzo de 2019 esta población ascendió a 19%, de acuerdo con cifras de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía.
Otros indicadores que muestran la precariedad laboral es la informalidad laboral. La Tasa de Informalidad Laboral se colocó en 57% en 2019; esto significa que más de la mitad de los trabajadores en México se encuentran fuera de los esquemas legales de trabajo. Igualmente, es preocupante que la tasa de subocupación, que representan a aquellos trabajadores que buscan un segundo empleo se ubica en 7%.
Por su parte, en México, el 38% de los trabajadores contratados, no tiene acceso a las prestaciones básicas de ley, como vacaciones, aguinaldo o seguridad social. Algunas veces, la cifra excede el 50% de los ocupados.
En estos tiempos de crisis esta situación se agrava. Los trabajadores están en una posición de mayor inferioridad ante las empresas, y, al haber escasez de empleo, hay peores condiciones de trabajo, por lo que hay mayor precariedad laboral. En este panorama los trabajadores la tienen aún más difícil al momento de exigir sus derechos sociales y laborales.
Tristemente, la precariedad laboral afecta la calidad de vida de millones de mexicanos, ya que puede generar trastornos psicológicos, porque la persona tiene una calidad de vida disminuida. Además, las estadísticas de siniestralidad laboral señalan que los accidentes de trabajo son más altos entre la población con trabajo precario que las personas que tienen empleo estable. La incertidumbre sobre el futuro altera el modo de comportamiento del individuo.
Tanto empresas como gobiernos deben pensar en una mayor inversión y mejor definición del gasto social y en infraestructura. Igualmente, se debe pensar en actividades productivas acorde a cada región, que generen empleo de calidad. Sin embargo, también se debe de debatir soluciones fuera de las instituciones actuales e invitamos a los mexicanos a que pidan apoyo y acudan a organizaciones que los puedan asesorar en la defensa de sus derechos laborales y sociales.s