Un momento de reflexión ayudará a descubrir qué es el amor de Dios. Piensa en cada parte de tu cuerpo e imagina cómo Dios las formó con sabiduría en el vientre de tu madre. Piensa después en tantas generaciones transcurridas desde aquel momento en que Jesús murió en la cruz por toda la humanidad, incluyéndote. Piensa en Dios, y lo hallarás sonriendo en tu interior, aguardando este momento de luz.
¿Qué es el amor de Dios?
El amor de Dios es ese vínculo insondable que sentimos cuando estamos afligidos y una palmada en la espalda nos anima a seguir adelante. También es la plenitud que nos inunda cuando ayudamos desinteresadamente.
Es un mensaje sin palabras que frena los impulsos de agredir o vociferar. El amor de Dios es la comunicación más profunda, la energía que nos mueve a amar a otros, a perdonar, a recuperarnos y a dar más.
El amor de Dios es, en resumen, cuando permitimos que Él obre a través de nosotros porque nos damos cuenta de que Él nos creó y a Él nos debemos en cuerpo y alma.
¿Cómo puedo vivir el amor de Dios?
Para que esta experiencia alcance todo su poder, existen varias acciones que debemos realizar:
Conoce a Dios
Dedica tiempo a leer la Biblia, asiste a misa, platica sobre Él con tus amigos más cercanos, reflexiona y guarda tus conclusiones.
Ora en silencio
No necesitas mucho tiempo, sino concentración. Busca un lugar en calma y escucha sus mensajes de amor. “Pero tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cuando hayas cerrado la puerta, ora a tu Padre que está en secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.” Mateo 6,6
Descubre a Dios en tus hermanos
“Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; era forastero, y me acogisteis; estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a verme” Mateo 25,35-36
Este último punto es fundamental para saber qué es el amor de Dios. Mantenerse alertas en las necesidades de nuestros hermanos y brindarles ayuda como si de Dios se tratara, porque tal como lo explica Mateo: “Si amo a Dios no puedo dejar de amar a mi hermano. Y todo lo que haga, es a Dios Nuestro Señor”. Mateo 25,31-46
Practicar la bondad con tus hermanos es la manera de vivir el amor de Dios en la Tierra, esta es la vocación de Cáritas de Monterrey, la cual nos ha permitido ayudar a nuestros hermanos sintiendo el amor de Dios entre nosotros. Todo lo demás viene por añadidura. Si quieres comprobarlo, ¡conoce nuestra misión!