Redacción Cáritas de Monterrey
Ver artículosA poco más de 2 años del inicio de la pandemia por coronavirus, la Semana Mundial de la Inmunización nos recuerda la importancia vital que tienen las vacunas ante algunos virus y bacterias.
La inmunización o vacunación ha salvado a millones de personas de la muerte. Son herramientas incuestionables para la salud pública.
Es importante aclarar que ninguna vacuna es totalmente efectiva, razón por la cual una persona vacunada contra cierta enfermedad puede contraerla, aunque en la mayoría de los casos los síntomas serán leves, y solo un porcentaje mínimo puede experimentar los síntomas como si no hubiera recibido la inmunización activa.
Existen muchas enfermedades para las cuales no se ha podido hallar una vacuna, por ejemplo, las enfermedades de transmisión sexual o las enfermedades tropicales, como el dengue y el chikungunya.
La inmunización activa ha menguado el poder mortal de enfermedades que acabaron con miles de personas como la polio, sin embargo, aún quedan muchos caminos por recorrer.
¿Qué es la inmunidad activa?
La inmunidad activa consiste en exponer el sistema inmunológico de un ser vivo a un agente infeccioso, ya sea por la enfermedad o mediante una inoculación.
El sistema responde creando anticuerpos que, al reconocer al microorganismo como extraño, entran en acción. En varios casos las vacunas contienen al microorganismo de la enfermedad.
En otros casos son fragmentos de la bacteria o virus en cuestión. El objetivo es estimular al sistema inmunológico con el fin de que sepa cómo actuar ante el enemigo. La inmunidad adquirida es prolongada o de por vida.
La inmunidad activa es la manera usual de proteger a las personas y las comunidades de las enfermedades, sin embargo, existen personas y casos en los que no puede utilizarse la vacuna.
Importancia de la inmunidad activa
Todos sufrimos algún efecto de la pandemia del coronavirus. La rápida acción de la comunidad científica permitió crear vacunas para combatir esta enfermedad.
Una vez que se logró crear una vacuna, la pandemia siguió, pero los índices de mortalidad descendieron. Además, si muchos contagiados presentaron síntomas atenuados fue porque ya contaban con la inmunidad activa.
De esta forma comprobamos que las vacunas son un hallazgo científico invaluable y la salud pública se ha beneficiado de su presencia durante más de dos siglos.
La batalla contra las enfermedades víricas no está ganada. Debemos además asumir nuestra responsabilidad para que nuestros hijos gocen del avance que se ha logrado y no padezcan enfermedades para las cuales ya hay un remedio.
La inmunidad activa es un legado de generaciones pasadas para los que vienen y es una manera de preservar la salud y bienestar de las comunidades, de garantizar una vida más sana para todos.
No olvidemos una lección aprendida en la pandemia: la salud es una responsabilidad compartida.
