El Parkinson es una realidad y no podemos cerrar nuestros ojos ante ella. Afecta la calidad de vida de un gran porcentaje de la población de Monterrey y cada vez son más las personas que sufren este mal.
¿Cuáles son los síntomas?
Los síntomas visibles del Parkinson son aquellos que tienen que ver con la motricidad, como temblor en reposo, bradicinesia (movimientos lentos), rigidez y alteraciones en la marcha. También hay síntomas no motores, como alteraciones autonómicas (disfunción gastrointestinal y cardiovascular, entre otras), sexuales, del sueño y neuropsiquiátricas.
Actualmente, entre la población mundial mayor de 60 años de edad, 1 de cada 100 personas está afectada por el mal de Parkinson, y la OMS prevé que para el año 2030, serán 12 millones de personas alrededor del mundo que sufran Parkinson.
Siendo ya una enfermedad catastrófica, se le añade al mal la indiferencia hacia quienes la sufren. No seas indiferente ante tu entorno: en la medida que te sea posible, ayuda a alguien con Parkinson.
Conoce la historia de Jaime: una vida cambiada por el Parkinson
Jaime es una de esas tantas personas que necesitan nuestra ayuda, después de haber sido diagnosticada con mal de Parkinson.
Él era una persona trabajadora, que buscó el sueño americano y en Estados Unidos encontró sustento como obrero. Su vida transcurría normalmente, hasta que empezó a notar que en ocasiones perdía el equilibrio y se caía frecuentemente. Al no poder cubrir los gastos de una consulta médica en ese país, regresó a México, específicamente a Monterrey, y se atendió en el Hospital Universitario. El diagnóstico fue devastador: enfermedad de Parkinson idiopático.
Por esto, Jaime sufre de trastorno involuntario del movimiento, el cual es más frecuente cuando permanece sentado o acostado. Tiene dificultades para caminar, se apoya en un bastón, y en ocasiones no se le entiende lo que dice, ya que el mal afecta también su habla.
Jaime requiere diariamente de la administración de medicamento especial y necesita una cirugía de estimulación cerebral profunda cuyo elevado costo le es imposible cubrir: apenas vive en un cuarto que cuenta solamente con una cama, un sillón, un ropero y una silla de plástico.
Como Jaime, hay una gran cantidad de personas que no pueden hacer mucho para mejorar su calidad de vida, principalmente por razones económicas, pero también por no poder contar con una red de apoyo favorable. Juntos podemos formar esa red que ellos necesitan. A través de Cáritas de Monterrey, puedes donar recurrentemente una cantidad mensual para cambiar la situación de enfermos como Jaime.
¡Hagamos la diferencia contra la indiferencia!
¿Quieres ayudar a Jaime?
Fuentes: El Universal / CENETEC
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