Apenas ha nacido un hijo y una pesada losa es colocada sobre la espalda de mamá. Las expectativas que ella misma y la sociedad tienen sobre su desempeño pueden alejarla de su equilibrio en un momento hecho para profundizar, florecer y disfrutar. Existe una fuerte presión sobre la madre para que sea perfecta, logre el “control” sobre su hijo y satisfaga las exigencias de la sociedad. Sin embargo, ser una buena madre permite a la mujer dejar de exigirse en aspectos específicos y ampliar su panorama para comprender lo que su hijo necesita y cómo puede ella brindarle su apoyo.
La importancia de una buena madre
Es difícil pensar en un mundo mejor si nuestros niños siguen padeciendo la falta de cariño y amor en su núcleo familiar.
Es muy importante aclarar que, en los primeros años de vida, las carencias afectivas son mucho más graves que las económicas. La violencia, la incertidumbre y el abandono generan un gran círculo vicioso que causa daño a muchos años y kilómetros de distancia.
Una buena madre, así como un buen padre, es el sostén de una persona con valores, enfocada, que logrará sus sueños sin lastimar a otros, más cerca de la felicidad y la plenitud. Y son justamente estas personas quienes podrán hacer el cambio hacia un mundo más justo y armonioso para todos.
¿Cómo ser una buena mamá?
Una mujer que desea de corazón ser una buena madre, baja el volumen al ruido exterior y se concentra en sí misma. ¿Qué me duele de mi pasado? ¿Qué me lastimó y cómo puedo curarme antes de que lastime a mi hijo? Este paso tan difícil nos permite llegar sanos y abiertos a la experiencia de ser padres.
También es fundamental meditar sobre los valores universales y traerlos primero a la vida personal, la vida de pareja y la vida familiar. No hay aprendizaje más duradero y valioso para un niño que el ejemplo de sus padres.
¿Qué valores y aprendizajes debe enseñar una mamá?
Todos los valores son buenos: el amor, el respeto, la nobleza de corazón, la amabilidad, la cautela, la alegría, la fraternidad, la humildad, el cuidado de la naturaleza, la compasión, entre otros, son como imanes que se atraen los unos a los otros.
Una buena madre cría a sus hijos pensando no solo en ellos, sino en lo que el mundo necesita. Una buena madre desea el éxito para sus hijos, pero también debe orientarlos para que desarrollen su capacidad de trabajar y ser honorables, de amar y ser felices sin pasar por encima de los derechos de otras personas.
¿Qué puede hacer una buena madre para dar los mejores aprendizajes y herramientas a sus hijos?
- Brindar paciencia y serenidad, en momentos difíciles, son un buen ejemplo y aprendizaje para los hijos.
- Otro aspecto muy importante, es la comunicación. Permitir que ellos se expresen y se familiaricen con sus emociones les permite manejarlas mejor.
- Brindarles espacio para su autonomía y marcar límites suena contradictorio, pero el continuo ejercicio del equilibrio nos permite dominarlo.
Finalmente, toda buena madre sabe que el amor al prójimo es uno de los valores que el mundo más necesita. Enseñar la generosidad con los hermanos más vulnerables es uno de los aprendizajes más enriquecedores que podemos heredar a nuestros hijos y al mundo.