Redacción Cáritas de Monterrey
Ver artículosEl paso de la pandemia por COVID fue como un lento huracán. Ante su fuerza una gran cantidad de empleos desaparecieron dejando a miles de mexicanos entre la incertidumbre y el hambre. Fue el momento de idear y poner en práctica el plan b, o c, o cuantos fueran necesarios para mantenerse a flote.
Para muchos este ajuste significó un cambio de paradigmas, un autodescubrimiento de talentos, cuyo aprovechamiento no había sido requerido. Los negocios de autoempleo comenzaron a surgir como una tabla de salvación. Muchos de ellos lograron consolidarse como una segunda fuente de ingresos o incluso como la alternativa laboral que dio un giro a sus vidas.
Las crisis son así: nos desestabilizan y nos hacen aprovechar otras capacidades o aptitudes que no sabíamos que estaban ahí. Por ello, ante una situación complicada, antes de dar todo por perdido, podemos pensar mejor la situación y hurgar en nuestros sueños.
¿Qué nos gustaba hacer de niños? ¿Había algún oficio que nos llamaba la atención? ¿Hubo curiosidad por alguna actividad que siempre dejamos para después? Quizá es el momento de emprender un negocio de autoempleo que nos dé una nueva perspectiva y una fuente de ingresos que podría superar nuestras expectativas.
Una apuesta por los más necesitados
Los negocios de autoempleo son también una posibilidad para las personas que se encuentran en situación vulnerable. El autoempleo, cuando se sustenta con capacitación y un lugar de trabajo, no solo genera ingresos para la persona, sino que los beneficios se extienden a su familia y la comunidad.
Por otro lado, permite a personas con dificultad de horario (madres solteras o personas con familiares discapacitados) encontrar una forma de ganarse la vida en sus ratos libres.
En México, casi 23% de la población cuenta con un negocio de autoempleo, ya sea mediante empresas unipersonales que eventualmente se convierten en microempresas, o personas que ofrecen sus servicios de manera independiente.
La mayoría de los emprendedores permanecen en la informalidad y la improvisación, lo cual limita la capacidad de crecimiento de las personas. La capacitación y profesionalización del autoempleo crean pilares fuertes para el desarrollo de la persona y su entorno social.
Cáritas de Monterrey, por el autoempleo
Uno de los programas sociales más prometedores de Cáritas Monterrey es la capacitación en oficios mediante cursos enfocados a las personas con escasos recursos. Este aprendizaje es el punto de partida para un negocio de autoempleo.
Los cursos que ofrece Cáritas para emprender un negocio de autoempleo abarcan distintos perfiles, pero todos con altas posibilidades de éxito.
Las personas que desean capacitarse pueden elegir entre cursos de belleza, peluquería, barbería, peinados, corte y confección, alta costura, confección de accesorios para el hogar, ropa deportiva, computación, panadería, repostería, dulces, bombones, bisutería, globoflexia, tejido, elaboración de coronas para difuntos, entre otros.
Con estos cursos, existen al menos 4 negocios de autoempleo que pueden emprender con los talleres de Cáritas: una estética, una repostería, un local de alta costura, una tienda de productos comestibles artesanales, una tienda de regalos, etc.
Las opciones son sumamente variadas y permiten dar empleo a más personas o asociarse para amortiguar gastos y ampliar ganancias.
Cuando donas a Cáritas de Monterrey permites que estos cursos lleguen a más personas y se haga una red de desarrollo comunitario en aquellos lugares donde más se necesita. Te necesitamos para hacer el cambio de verdad. Donar es muy sencillo y contamos con las plataformas más seguras para colaborar con nuestra misión.
