Hoy son tiempos difíciles y todos dudamos de abrir la puerta a un extraño. Son lejanos los días en que dar posada en nuestra casa era usual, pues nuestro hogar estaba a horas de un posible refugio. El peregrino era a su vez un portador de noticias o historias de lugares lejanos. Su visita implicaba cierta conmoción, ya que podía alterar la cotidianidad. De algún modo, las personas tenían más tiempo para recibir y escuchar a alguien que estaba de paso.
¿De qué distintos modos se puede dar posada al peregrino? ¿Qué beneficios traería esta acción a nuestras vidas? Ofrecer posada al peregrino nos habla de dejar una puerta abierta para que quien necesite un sitio seguro pueda entrar, no necesariamente en nuestra casa, sino en nuestra vida o en nuestro corazón. Hay peregrinos que necesitan un consejo, un abrazo o un oído atento.
Cada persona que llega a nuestra vida trae un don o un mensaje de Dios y en ocasiones lo único que se pide es abatir los muros por un rato. Dar posada al peregrino es justamente olvidarnos de nuestras fronteras y salir de nuestra zona de confort para hospedar a un ángel.
Dar posada al peregrino, un filtro para identificar a los hijos de Dios
“Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis”. (Mt 25, 35-34) Así de importante es para un católico dar posada al peregrino: es la manera en que Dios identificará a sus hijos de verdad.
En la Biblia existen diversas referencias de cómo dar posada al peregrino es una de las acciones que más agradan a Dios, pues implica desentenderse de uno mismo para estar atento a las necesidades del prójimo.
El hecho de que el beneficiario sea un desconocido o forastero y que se encuentre en situación vulnerable hace más valiosa esta ofrenda. Jesús mismo se hizo pasar por peregrino no solamente para mostrar su cercanía con los pobres, sino también para recordarnos que todos compartimos una sola casa, y que todos, de algún modo, somos peregrinos.
Dar posada al Peregrino con Cáritas de Monterrey
Hace poco más de 35 años, Cáritas de Monterrey puso en marcha un programa para dar posada al peregrino, ya que muchas personas de escasos recursos se trasladan de entidades vecinas para recibir atención médica de calidad. Sin embargo, si venían acompañados o si su tratamiento era prolongado, no tenían cómo costear el hospedaje. Esto era muy desalentador para ellos que, además de padecer su enfermedad y carencias económicas, pasaban las noches en la intemperie o en la sala de espera del hospital.
El objetivo de las Posadas del Peregrino es dar refugio a aquellos pacientes y familiares que no pueden costear su estancia en nuestra ciudad. Cuando un paciente de Tamaulipas, Zacatecas, Durango, Aguascalientes o Veracruz, vienen a atenderse en los hospitales regios de especialidad, cuentan con un refugio en el que no solo encuentran hospedaje, sino también pueden ducharse, lavar su ropa, comer sanamente, recibir atención médica y psicológica, entre otras posibles ayudas.
La sonrisa de quienes reciben la ayuda es tan gratificante como la de quienes atienden las Posadas del Peregrino. Dar posada al peregrino hace más grande el corazón, revela talentos que no imaginas tener y que salen a la luz cuando actúas desinteresadamente por tu prójimo.
No perdamos la oportunidad de recibir a un ángel en nuestro corazón, o bien, de transformarnos en uno para proteger a nuestros hermanos. ¡Únete a la Posada del Peregrino de Cáritas de Monterrey!