Una de las virtudes que deberíamos practicar con más frecuencia es el valor de la hospitalidad, que consiste en aprender a acoger a otro hermano y brindarle ayuda. De esta forma fortalecemos nuestra espiritualidad, acercando al prójimo a nosotros, así como Dios nos aproxima a él y nos acoge.
¿Qué significa el valor de la hospitalidad?
Entonces, ¿qué es y en qué consiste la hospitalidad? Es un valor de atención que se relaciona con la caridad, y nos permite ayudar a pobres, enfermos, migrantes o cualquier persona que necesite de techo, alimento y atención sanitaria. Es decir, dar posada al peregrino, dar comida al hambriento y dar de beber al sediento.
Historia de la virtud de la hospitalidad
El significado de hospitalidad tiene sus raíces en la antigüedad, cuando en varias situaciones en la vida de Jesucristo tuvo que recurrir a pedir asilo y comida, más tarde sus apóstoles harían lo mismo, y después la Iglesia católica replicaría estas obras de virtud en agradecimiento a lo que un día se hizo por el hijo de Dios.
Tal fue el caso de muchos grupos religiosos que se dedicaron a brindar asilo y servicios de asistencia a nuestros hermanos más necesitados como una obra de misericordia y virtud. Un ejemplo de ello fue la orden de San Juan de Dios, quienes eran sinónimo de bondad y auxilio.
Por otro lado, los monjes benedictinos fueron de los primeros en desarrollar la hospitalidad como la primera y su principal obra de misericordia. Una de sus más importantes reglas era recibir a cualquier forastero que se presentara en su monasterio. Acogiéndolo como si fuera el mismo Jesús en persona y se le brindaban los servicios necesarios para una estancia humanamente digna.
La hospitalidad como obra de misericordia
Así, la virtud de la hospitalidad es una expresión de amor y solidaridad con los más necesitados, al practicarla somos mejores cristianos, fortalecemos nuestra espiritualidad y multiplicamos todo el amor que Dios nos brinda. Se dice que los hospitales fueron nombrados así porque esta palabra tiene su raíz en la hospitalidad, que no es otra cosa que acoger y brindar ayuda como una obra de misericordia.
Esta obra de amor y asistencia que es la hospitalidad, desde el cristianismo trasciende como un verdadero motor de la acción humana y nos permite dejar nuestra individualidad para llegar a los demás marcando la diferencia al bienestar humano de todos nuestros hermanos necesitados.
Acciones para poner en práctica la hospitalidad
En la actualidad podemos replicar el valor de la hospitalidad haciéndolo como en la antigüedad. Practicar nuestro buen cristianismo mostrando el amor de Dios revelado por Jesucristo a todas las personas que nos necesitan con acciones como dar de beber al sediento, dar de comer al hambriento y dar posada a quién lo necesita.
En cambio, la hostilidad y la indiferencia son peligrosas porque nos hace perder la sensibilidad y la valía de reconocer que los demás son nuestros hermanos en Cristo.
Sabemos que en la actualidad hay instituciones que otorgan un apoyo integral que abarca el resguardo en una casa con cama, servicio de ducha, comida y asistencia médica, como es nuestro caso en Cáritas de Monterrey. Sin embargo, el alcance que podemos tener en nuestra ciudad no sería el mismo sin el valioso tiempo de los voluntarios y la generosidad de los donativos en especie o económicos que nos brindan.
Por eso, te invitamos a poner en práctica el significado de la hospitalidad apoyando a Cáritas de Monterrey con un donativo económico o en especie; así como a otras instituciones que lo necesitan; porque como nosotros el único fin es impactar para bien nuestra comunidad. En tus manos está el cambio. Llegar a más de nuestros hermanos necesitados no sería posible sin ti.