El derecho al alimento es reconocido como un derecho humano por la legislación internacional. “Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación…”, establece el artículo 25 de la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948.
Desde ese entonces, se siguió avanzando en relación con el derecho al alimento con el fin de desarrollar un contenido más concreto y operativo. Por ello, en 1966 cuando se consagró el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales para reconocer aquellos derechos de igualdad material, con el fin de alcanzar la satisfacción de las necesidades básicas de las personas y el máximo nivel posible de vida digna, se incluyó en el artículo 11 como derecho fundamental que toda persona debe estar protegida contra el hambre. Y, además, se le impone a los Estados a tomar medidas para el respeto y cumplimiento efectivo de este derecho.
Sin embargo, lamentablemente, el año pasado alrededor de 1.300 millones de personas, es decir, 17,2% de la población mundial, estuvieron expuestas a niveles moderados de inseguridad alimentaria, según el informe de la FAO sobre el Estado de la Seguridad alimentaria y la nutrición 2019.
En el caso de México, explican que los alimentos nutritivos son más caros que los alimentos con alto contenido de grasas, azúcar o sal, lo que aumenta la probabilidad de padecer sobrepeso u obesidad, en algunos grupos. Mientras que, en otros hogares afectados por la inseguridad alimentaria, los niños tienen alto riesgo de sufrir un retraso en su crecimiento. Además, las mujeres son vulnerables a padecer anemia.
Desde hace tres décadas, Cáritas de Monterrey cuenta con su propio Banco de Alimentos para ayudar a quienes no tienen la garantía del derecho al alimento. Cada año se entregan más de 5,000 toneladas de alimentos, gracias a las 12 unidades exclusivas para la recolección de alimentos de diversas fuentes de abastecimiento.
Solamente en Nuevo León, 1.8 millones de personas se encuentran en situación vulnerable, de las cuales 744,673 presentan carencia por acceso a la alimentación.
¿Cómo podemos ayudar a mitigar y erradicar el hambre en la región?
- La sociedad civil juega un rol fundamental en concientizar a distintos sectores sobre el desperdicio de alimentos y en impulsar los donativos de alimentos.
- Hacer valer el derecho a la alimentación y establecerlo como prioridad.
- Articular la cooperación internacional y sumar esfuerzos entre varios Estados, como lo impone las legislaciones internacionales.
- Impulsar la educación para alejar a las personas de la pobreza y enseñarlos a tener una vida digna. Por ejemplo, Cáritas de Monterrey brinda cursos teóricos y prácticos de nutrición, salud, así como también de superación humana.
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